JAPANESE FASHION IN BARCELONA: BRUNO CUADROS
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 Published On Premiered Jun 12, 2021

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La casa Bruno Cuadros está situada en el número 82 y es un vestigio vivo de cuando en Barcelona se puso de moda el estilo japonés.

EL JAPONISMO

A principios del siglo XIX el estilo egipcio causaba furor en Europa, sobre todo en la arquitectura funeraria.

Aquí la moda de “lo japonés” llegó en 1880 los locales de ocio como cabarets, bares, restaurantes, salas de fiesta, tenía detalles y ornamentos orientales.

Tras la Exposición de 1888 se empezaron a vender productos importados de oriente en comercios especializados de la calle Fernando, la calle de moda en aquellos años.


BRUNO CUADROS Y SU TIENDA JAPONESA
Ahora viene el protagonista, el principal de nuestra historia: es Bruno Cuadros i Vidal. Había llegado a Barcelona de su Biosca natal con la intención tras fallecer su padre, un terrateniente rural que le dejó una pequeña fortuna.

Bruno empezó alquilando el local (1854) de Pere el Lladre por 15 duros al año. Lo transformó en una tienda de abanicos, sombrillas, paraguas y mantones de Manila que, en realidad, nos llegaban de Maníla…pero venían de la China.

El negocio le iba tan bien que se decidió a comprarlo junto a tres casas adyacentes para construir un nuevo edificio que albergase pisos de alquiler y, en los bajos, la tienda.

En 1884 Bruno Cuadros ya era una personalidad en Barcelona. Era presidente de la Junta de Gobierno de la Sociedad Española de Electricidad y estaba a punto de poner faroles de gas en la Rambla, además estaba metido en el negocio de los trenes.

Bruno Cuadros encargó la reforma al arquitecto modernista Josep Vilaseca i Casanovas (en 1883) que en cinco años (1888) diseñará el Arco de Triunfo para la Exposición Universal.

Vilaseca añadió un piso al inmueble y combinó elementos pre modernistas con otros de inspiración oriental. Los balcones y la galería del último piso lucían referencias egipcias a pesar de que en aquellos tiempos ya era un estilo anticuado… pero se puso de moda de nuevo con la inauguración del Canal de Suez (tenemos un video) y el estreno de la ópera Aída..

Los bajos del edificio ocupados por la tienda también mantenían su estilo oriental: la carpintería se encargó a Miquel Parellada y la decoración interior a Emili Saumell i Jaume Vilaró.

Era muy habitual de los gremios colgar en las fachadas de sus tiendas uno de sus productos como reclamo. Bruno Cuadros encargó a Josep Lomas la fabricación de seis grupos de paraguas y abanicos de zinc para situarlos en los balcones..!

…y un dragón de tres metros y 250 kilos sosteniendo un paraguas y un farolillo iluminado a gas. ¡De su boca salía fuego!. El dragón, en las culturas orientales es símbolo de la abundancia.

La tienda se inauguró en 1908.Todos llamaron al comercio, desde el primer momento, “la tienda de los paraguas”. Muchos objetos y accesorios que se vendían en la tienda era importados de Japón.

Bruno Cuadros había acertado! La tienda le iba “viento en popa” y los pisos superiores del inmueble, lo dedicó al alquiler.

La hija de Bruno Cuadros, Sofía, heredó el negocio. Se casó con Julio Fournier, francés representante de hilaturas y telas para exportación.

En su domicilio de la calle Sant Joan de la Salle, 18-40 tuvieron seis hijos, el segundo de ellos, al cumplir 18 años, pidió un préstamo a la Banca Jover para comprar el negocio a sus padres. ¡Tenía madera de comerciante! ¡Sus fantásticos escaparates le reportaron grandes ventas!

En los años 30 anunciaba en La Vanguardia que, además de abanicos, ahora vendía también radios y gramófonos….

Tras la guerra civil parte de la familia huyó a Francia. Los que se quedaron siguieron con el negocio a duras penas. Una bomba aérea italiana cayó en un edificio vecino pero afortunadamente no estalló.

En la posguerra la tienda vendía, sobre todo, abanicos y mantones de Manila. Con el tiempo, como le pasa a todo establecimiento, la competencia fue en aumento y el negocio perdió fuelle.

El local se alquiló a la Caixa de Sabadell que lo restauró (1980) con esmero. Hoy día es una sucursal del Banco Bilbao Vizcaya Argentaria.

La última restauración, concluida no hace mucho, ha costado 172.000 euros financiados con lonas publicitarias. del dragón se encargó a la empresa "Tres Ranas" de Quico Vez.

Afortunadamente el edificio se ha preservado y podemos disfrutar de su peculiar presencia cuando paseamos por las Ramblas.

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Trataron el tema de la bomba Ignaci Agustí en su novela Mariona Rebull o su homónima cinematográfica de Jose Luis Saenz de Heredia.

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