04 Una rueda de amor UN ALMA EN CRISTO (1989) Libro 2
Un alma en Cristo Un alma en Cristo
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 Published On Oct 10, 2024

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🎧 Audio 04

📕 Libro II Un alma en Cristo

21 de enero de 1989

𝕌𝕟𝕒 𝕣𝕦𝕖𝕕𝕒 𝕕𝕖 𝕒𝕞𝕠𝕣

Estoy en oración en mi habitación. Son las 4:40 de la tarde.

Hija mía, mi amor es el don que el Padre ha puesto en vuestras manos. Yo, su divino Hijo, su Verbo hecho carne, me doy por amor a los hombres. Si te fijas, esto es una rueda de amor: Dios Padre, creador de todas las cosas, manda a su Hijo Jesús por amor a los hombres. Primero creó al hombre de la nada, y luego le manda a su Hijo que, por el sacrificio de la inmolación, haciéndose Cordero Pascual, digno obsequio del Padre, gana la gloria para el hombre. El hombre que me sigue por amor vuelve al Padre, que es por siempre su Creador. Amor es la palabra mágica, amor es la palabra clave. Por amor, el Padre detiene su mano de castigar al hombre que vive indignamente, que no quiere reconocer a su Dios. Por amor, el Hijo os llama; os llama constantemente diciéndoos: «Venid a Mí, que estoy cansado de clamar en el desierto; venid a Mí, los limpios de corazón que os estrecharé con tanta fuerza que ya no podréis apartaros de vuestro Dios».

Hija mía, ven, inclina tu cabeza en mi hombro. Tu amor te espera con los brazos abiertos. Ven, recuesta tu pobre cabeza sobre mi corazón dolido. Se unirán en este abrazo que abarca presente y futuro, principio y fin.
El abrazo de un Dios a sus criaturas no es como el de una persona a otra. Este abrazo del Creador con la creatura es como unir el universo entero con los brazos pequeños del hombre. Te diré mejor, es como si el hombre en su pequeñez pudiera abarcar todos los tiempos –pasado, presente y futuro– y además el contenido del universo. Es tan grande el poder de Dios y, a la vez, tan pequeño el hombre que, por amor, al decir: «Padre, te amo», se extienden sus pequeños brazos y, abrazando al Padre, abraza en su poder todas las cosas y todos los tiempos.

Creo, hija mía, que has entendido bien lo que he querido decirte. ¡Cuán rico es el hombre que ama a Dios! tiene en sus manos, o mejor dicho en su corazón, el poder de serlo todo con el Padre, todo con la Santísima Trinidad, todo con su Creador. Tu corazón, que es tan pequeño –es algo más grande que un puño– al amarme, tiene dentro de él el universo, porque yo moro en él, habito en él: estoy contigo. Mírame fijamente, no bajes los ojos: mira a tu Dios y descubrirás el amor más grande, el más verdadero, el más poderoso. Verás al Dios Niño, al Dios que predica, al Dios crucificado, al Dios que se da cada mañana, cada día, como Comida del alma, a sus hijos que le aman con amor verdadero.

Grupo María Auxiliadora (1989). Un alma en Cristo Libro II

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