163 Fue una actuación cruel UN ALMA EN CRISTO (1993) Libro 2
Un alma en Cristo Un alma en Cristo
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 Published On Oct 9, 2024

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🎧 Audio 163



📕 Libro II Un alma en Cristo



19 de junio de 1993



𝔽𝕦𝕖 𝕦𝕟𝕒 𝕒𝕔𝕥𝕦𝕒𝕔𝕚ó𝕟 𝕔𝕣𝕦𝕖𝕝



En oración en mi habitación. El sábado contemplé un sucedido en el cual me pareció que se actuó sin caridad. Me sentí muy mal y lo dije. Luego empecé a pensar si no era yo la que exagera las cosas.



Hija mía, no era exagerar las cosas, como tú dices. En verdad no hubo caridad y sí había una carga de agresividad contenida que se descargó sobre la criatura. Puedo decir en su favor que no era premeditado. Obró lleno de amor hacia su hija, pero olvidó el amor al prójimo: la caridad. Fue, como tú dijiste, cruel. Has hecho muy bien diciendo lo que pensaste. Todo cristiano tiene el deber de practicar la caridad; el deber de denunciar los actos de otras personas que obren sin ella.



Por dura que tú fueras denunciando el proceder de dicha persona, más cruel fue él descargando su contenida rabia con una criatura y además enferma. Todo lo que dijiste fue bueno y así él podrá reflexionar sobre los hechos. No temas ni dudes, pues has hecho lo que debías hacer.



Hija mía, he de decirte que cuanto más cerca estés de Mí, más indigna te sentirás, pues, a medida que avances, verás más claramente la perfección, la pureza y la luz de tu Amado. Tú, pobre criatura, te verás llena de harapos en mi Presencia. Pero no temas. He tejido ya tu hermoso vestido; puro y blanquísimo. Está hecho de mi infinito perdón de todas tus faltas, entretejido con hilos de una gran Misericordia. El dibujo de su tela es del más puro amor divino y la hechura es de una gran caridad. Sólo faltan, hija mía, las piedras preciosas que tú irás poniendo con tus acciones. Son piedras preciosas que ya puedo ver, pues, no te olvides que, delante de Mí, está el futuro y puedo verte ya con el vestido.



Hija mía, ¡cuánto te amo! Has decidido bien en no preguntar más por el porvenir. Has entendido bien que, quiero de ti una total entrega a mi Divina Voluntad y que lo esperes todo de tu Dios.



No a todos mis hijos les exijo lo mismo porque no les doy a todos igual. A ti, hija mía, te he dado y doy mucho y, por esto, te pido también mucho. No pienses que soy exigente, es que quiero tu perfección, tu limpieza de alma y tu purificación. Piensa que soy dulcemente amoroso contigo, que eres mi niña, la más pequeña, la más débil e indefensa. Por ello llamas tanto mi atención. Pero, lo mismo que a un niño pequeño, he de educarte y corregirte. Después te atraeré fuertemente hacia mi divino pecho y diré: He aquí mi labor en esta alma. ¡Estaba tan afeada por el pecado! No parecía que podía llegar a dar tan raros y bellos destellos de luz. ¡Cuán grande es mi alegría al contemplarla! No olvides, hija mía, que no hay un alma igual y que la tuya, en mis manos, está adquiriendo una singular hermosura.



Grupo María Auxiliadora (1993). Un alma en Cristo Libro II

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