Lo peor del proceso han sido las decepciones personales: Pilar Rahola; Josep Martí Blanch, que fue secretario de comunicación con Mas. Y, ahora, Josep Rull. Entre otras razoners porque todos sabían que saldría mal com así ha sido y por intereses personales, profesionales o económicos siguieron alentando al personal.

En el caso del ahora presidente del Parlament hay que decirr que nos conocemos desde hace más de veinte años. Casi los años que, con intermitencias, lleva de dipuado. Un día, tras su paso por la cárcel, me llamó. Y retomamos el contacto. Recuerdo que, en pleno debate por las listas de Junts -todavía no se sabía qué haría Puigdemont-, le sugerí que la encabezara. Jordi Turull había tenido un infarto y no estaba para los trotes de una campaña, Juraría que no le desagradó la idea.

Y cuando salió elegido presidente del Parlament, por supuesto le felicite. Con una recomendación: que tuviesen los pies en el suelo. Me llamó al cabo de cinco días para darme las gracias. Me contó que se iba a Bruselas para ir a ver a Puigdemont. Aunque la verdad es que, como fuente informativa, era muy malo. Por ejemplo, tuve que explicarle yo que su otrora protegido, Miquel Sàmper, se pasaba a los socialistas. No se lo podía creer.

Pero, en esa ocasión, volví a felicitarlo porque al menos había dejado pasar unos días antes de ir a Waterloo. No parecía un acto de pleitesía. Creo que también en eso estuvo de acuerdo. Le expliqué entonces que había sido vetado por el jefe de prensa del Parlament para asistir a la constitución de la cámara. De hecho tuve que seguirlo, desde un bar cercano, comiendo un pincho de tortilla.

Me dijo que tomaría cartas en el asunto. Pasó el tiempo. No hizo nada. Volví a insistir antes de recurrir a un abogado. En agosto me preguntó cómo estaba el tema. Como si él no fuera el presidente de la cámara. Finalmente el día 15 me envió otro whatsapp los guardo todos diciendo que me llamaría.

No he sabido nada desde entonces. Y, desde luego, yo no voy a insistir. La historia pone a todo el mundo en su sitio. También a nivel personal. Permítanme, sin embargo, una reflexión final. Especialmente para los indepes: ¿Estos que ni siquiera se atreven a llamar a un periodista querían declarar la independencia? ¿Proclamar la República? ¿Traspasar todas las líneas rojas que impone un Estado? El proceso estaba condenado al fracaso desde el principio.

En fin, no saben lo que me duele tener que hacer esto. Pero tengo experiencia. No es la primera vez. Ya me vetó el Govern de ERC. Y gané. Hay doctrina constitucional al respecto. Lo que más llama la atención es que los que colgaban pancartas en Palau a favor de la "libertad de expresión y de información" vayan vetando periodistas en el Parlament. Cosa que no hacen ni siquiera en el Congreso de los Diputados.

En fin, si alguien quiere mandar un bizum al 600434984 o hacer un ingreso en la cuenta: ES6701824388180201821256 para la batalla judicial que se avecina serán bienvenidos

¡A por ellos!