Deja el tiempo reposar
en la punta de una estrella
tras una copa infinita
de cristal tras la tormenta.
Llueves en mi corazón,
el viento no ahuyenta tu enigma;
con un abrigo depuesto
asoma un sueño dispuesto
a crear nueva ilusión;
no me busques, nunca estoy
si cortejas una ofensa;
si en fuente de plata un día
quiso malvada Herodías
la cabeza del Bautista,
en bandeja y sin blasones
mis versos palpitan tibios,
incontrastable porfía,
Salomé no danzaría.
Ya lo sé, mas qué me importa,
un perro ladra a la luna,
Paris enojó a Menelao,
y en algún lugar del tiempo
prosa y rima confluyentes
se unirán intensamente
dando la vida a un poema.
*****
En la punta de tu estrella
vi tu verso renacer
y un astro vino a nacer
para dejarnos su huella.
Un pacto entre una doncella
y un dios de eterno bogar,
les ha enseñado a nadar
entre nubes de jazmines,
y surgieron serafines
que animaron a cantar.
*****
No guardaré la memoria
de pasados ya pasados,
que fueron tan alocados
en esa lúgubre historia.
Pero sí siento la euforia
si me baño en otro acento,
y me perfuma el aliento
la ronda de un ruiseñor.
El verbo de un soñador
le pone alas a mi viento.
*****
Guardaremos esa huella
en partitura sagrada
para que sea la nada
en el todo de tu estrella.
Nacerá una rosa bella
y una sílfide graciosa
que junto al astro su hermano,
nos tomarán de la mano
haciéndonos florecer.
¿Quieres otro acontecer
más hermoso siendo humano?
Juan Pajares
Carmen Azparren Caballero
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