En medio de los altibajos de su carrera, marcada por controversias públicas y cambios de imagen, Taylor Swift da un paso audaz en su décimo álbum, Midnights, con la canción "Karma". Este tema de electroclash y chillwave, cargado de sintetizadores y elementos de new wave, pop alternativo y techno, ofrece una radiante celebración del "buen karma" que, según Swift, la rodea.

Después de un historial lleno de dramas con figuras como Kanye West y el altercado con su antiguo sello discográfico, Swift canaliza todo en "Karma", una especie de "diss track" cómico que se burla de los detractores y celebra su propia fortuna. Con la producción de colaboradores de confianza como Jack Antonoff, la canción es una mezcla efervescente de melodías pegajosas y ritmos brillantes.

No es de extrañar que los críticos la hayan aclamado como una de las mejores canciones de 2022, destacando tanto su producción "elegante y flexible" como la lírica aguda de Swift. La canción ha logrado posicionarse en el top 10 de múltiples listas internacionales, consolidando su impacto más allá de las fronteras estadounidenses.

Lo más intrigante de "Karma" es cómo encapsula la narrativa pública y personal de Swift, convirtiéndola en una oda al empoderamiento y la resiliencia. Con referencias que podrían remontarse a su álbum de 2014, 1989, y pasando por el altamente especulativo álbum "perdido" también titulado Karma, esta pista no es solo una buena música; es también un capítulo crucial en la saga en constante evolución que es Taylor Swift.

"Karma" es un triunfo tanto musical como narrativo, que le permite a Swift cerrar viejas heridas y avanzar con la cabeza en alto, todo mientras nos hace bailar.