Todos los días nos enfrentamos a diferentes formas de pensar, a diferentes intereses, y la intolerancia puede llevarnos a debatir sobre un sinfín de temas, pero el que los demás no coincidan con nuestra forma de pensar no significa que tenga que haber un conflicto.

Lo útil o inútil de la discusión no dependerá del tema, sino de que se logre llegar a un acuerdo.

La gran mayoría de discusiones cotidianas se convierten en conflictos por diferencias de opinión que no lograron conciliarse. Por ello, lo importante para minimizar el conflicto es mantener en todo momento una actitud abierta a escuchar las distintas opiniones y buscar los puntos en común, antes de tratar de influir e intentar modificar las opiniones que nos parezcan contrarias.

¿Crees que discutir es sinónimo de pelear? ¿Prefieres evitar las discusiones?

En #DiálogosEnConfianza conozcamos el secreto para no discutir.


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