Oración contra los enemigos | Salmo 35 Católico | Biblia Católica | Hablado con letras
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 Published On Apr 18, 2023

Salmo 35 Catolico | Biblia Catolica | Oracion Contra Los Enemigos | Hablado Con Letras

En este video presentamos el texto del Salmo 35 de la biblia católica (Sagrada Biblia de la Conferencia Episcopal Española). Lo presentamos en versión hablada, leído, con texto en letra grande y acompañado al final de una oración por la paz, la conversión de nuestros enemigos y para que el Señor nos haga justicia.

Al comentar este salmo San Agustín dice lo siguiente: «Voy a escuchar al que me dice: Yo soy tu salvación. No buscaré ninguna otra salvación, más que a mi Señor y mi Dios. Se me susurra una salvación que viene de la criatura: no, es del Señor de quien procede; y si levanto mis ojos a los montes, de donde me vendrá el auxilio, el auxilio no me viene de los montes, sino del Señor que hizo el cielo y la tierra (Sal 120,1.2).

En los apuros temporales Dios nos socorre por medio del hombre; pero tu salvación es él mismo. Por un ángel Dios nos socorre; pero tu salvación es siempre él. Todo le está sometido, y nos ayuda en esta vida, a unos de una manera, a otros de otra; la vida eterna, sin embargo, sólo la da de sí mismo. Puede ser que estés sufriendo y no llega lo que buscas, pero sí está presente el que tú buscas. Busca al que jamás puede faltar. Te podrán faltar las cosas que él ha dado. ¿Pero te faltará el que las dio?

Vuelva de nuevo todo lo que él había dado; ¿acaso estas cosas devueltas son las riquezas, y no más bien el que primero las quitó, para probar, y luego las devolvió para consolar? Es un consuelo, sí, cuando tenemos estas cosas. Nos consuelan como a caminantes, pero si entendemos bien lo que es el camino; porque esta vida entera, y todo lo que en ella utilizas, deben ser para ti como la posada del peregrino, no como la casa del residente. No olvides que algo sí has recorrido, pero que te resta algo más todavía; que si saliste del camino es para descansar, no para abandonar.»

Este es uno de los salmos para meditar católicos.

Versión Leída: Sagrada Biblia Conferencia Episcopal Española.
https://www.conferenciaepiscopal.es/b...)
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Texto Salmo 35:

De David.

Pelea, Señor, contra los que me atacan,
guerrea contra los que me hacen guerra;
empuña el escudo y la adarga,
levántate y ven en mi auxilio;
blande la lanza y la pica contra mis perseguidores;
di a mi alma: «Yo soy tu salvación».

Sean confundidos y avergonzados
los que atentan contra mi vida;
retrocedan y sean humillados
quienes traman mi derrota;
sean como tamo al viento,
acosados por el ángel del Señor;
sea su camino oscuro y resbaladizo,
perseguidos por el ángel del Señor.

Pues sin motivo me escondían redes,
sin motivo me abrían zanjas mortales.
¡Que les sorprenda el desastre imprevisto,
que se enreden en la red que escondieron,
y caigan dentro de la fosa!

Y yo me alegraré con el Señor,
gozando de su salvación;
todo mi ser proclamará:
«Señor, ¿quién como tú,
que defiendes al débil del poderoso,
al pobre y humilde del explotador?».

Se presentaban testigos violentos:
me acusaban de cosas que ni sabía,
me pagaban mal por bien, dejándome desamparado.
Yo, en cambio, cuando estaban enfermos,
me vestía de saco, me mortificaba con ayunos
y desde dentro repetía mi oración.
Como por un amigo o por un hermano, andaba triste;
cabizbajo y sombrío, como quien llora a su madre.

Pero, cuando yo tropecé, se alegraron,
se juntaron contra mí y me golpearon por sorpresa;
me laceraban sin cesar.
Cruelmente se burlaban de mí,
rechinando los dientes de odio.

Señor, ¿cuándo vas a mirarlo?
Defiende mi vida de los que rugen;
mi único bien, de los leones,
y te daré gracias en la gran asamblea,
te alabaré entre la multitud del pueblo.

Que no canten victoria mis enemigos traidores,
que no hagan guiños a mi costa
los que me odian sin razón.
Pues no hablan de paz,
y contra los pacíficos de la tierra
traman planes siniestros.
Abren sus fauces contra mí y se ríen:
«Lo han visto nuestros ojos».

Señor, tú lo has visto, no te calles;
Señor, no te quedes a distancia;
despierta, levántate, Dios mío;
Señor mío, defiende mi causa.
Júzgame según tu justicia,
Señor, Dios mío, y no se reirán de mí.
No pensarán: «¡Qué bien! ¡Lo que queríamos!»,
ni dirán: «¡Lo hemos devorado!».

Sean avergonzados y confundidos a una
los que se alegran de mi desgracia,
cúbranse de vergüenza y de ignominia
quienes se engríen a mi costa.
Canten y se alegren los que desean mi justicia,
repitan siempre: «Grande es el Señor,
que desea la paz de su siervo».

Mi lengua anunciará tu justicia,
todos los días te alabará.
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Comparte : Cristian Arnaud
Canal: Salmos Católicos

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