He tenido que librar muchas batallas familiares y soportar a la mayoría de mis amigos insistiendo que desista de la idea, porque Venezuela no ofrece garantías al turista. Pero es que precisamente, de eso se trata. Yo no soy un turista, soy un viajero y como buen viajero, disfruto los retos, en especial aquellos a los que la gente tanto teme. Por lo tanto, los próximos 30 días a venir, las carreteras que encuentre, las rutas por dónde me indiquen, los pueblos en dónde me aloje, las ciudades por dónde pase y la gente con quien comparta, serán a partir de hoy los mil y un colores que capturaré con mi cámara para las generaciones futuras pero que imprimiré en mi corazón, para el goce y disfrute del alma. A estas horas no tengo idea de lo que me espera tras cruzar la frontera. Entonces queridos amigos, aborden este viaje y acomodense en el asiento trasero de la moto, vívanlo conmigo y compartanlo con todo aquel venezolano que crean lo pueda necesitar.
Venezuela, este es mi regalo para ti!