Descubre éste lugar situado en tierras manchegas.

Caudilla, una localidad deshabitada de la provincia de Toledo, queremos enseñaros lo que queda del castillo de Caudilla.

Fue construido en el siglo XV (1449-1450) por Hernando de Rivadeneira, mariscal de Castilla. Parece ser que en 1999 fuertes vientos azotaron la zona, provocando el desmoronamiento de gran parte de su fachada.

El mariscal, al contrario de otros nobles de la época, se mantuvo leal a Juan II durante los conflictos internos que sacudieron a Castilla. La fortaleza sirvió de bastión contra las fuerzas de Don Álvaro de Luna, un controvertido personaje de la nobleza castellana.

Desde sus murallas, Enrique IV partió con un contingente de cien caballeros para someter a la ciudad de Toledo, que en aquel momento apoyaba al infante Don Alfonso. Es evidente que este pequeño castillo tenía un papel destacado en la política de la época, siendo un escenario donde se tomaron decisiones trascendentales para el futuro del Reino de Castilla.

Su planta era rectangular y estaba rodeado por un foso, signo de que aún requería alguna forma de protección.

La torre del homenaje, se componía de tres plantas. Las ventanas decoraban los dos pisos centrales, y el escudo de los Ribadeneira, una cruz con cinco conchas sobre ondas, se ubicaba en la última planta, aunque hoy día es irreconocible.

Muy cerca del castillo, en estado de ruina se encuentra la antigua iglesia de Caudilla.

La iglesia parroquial estaba dedicada a Santa María de los Reyes. En la actualidad, su fachada está casi toda repintada de blanco, que contrasta con el color negro del tétrico árbol quemado que hay en uno de los laterales.

Se tapiaron sus accesos para evitar los destrozos y el espolio, Los objetos de valor se trasladaron a la iglesia de Val de Santo Domingo, y apenas quedan restos del altar y algunas pinturas murales.