Andrew ascendió de camarero a encargado de restaurante. Ahora es el gran jefe. Sin embargo, actúa más bien como un desagradable comandante. Su sentimiento de prepotencia se apoderó de él. Y ahora, se queda con todas las propinas que hace su equipo de camareros.

Pero un día, el equipo se harta. Ellos trabajan duro, pero apenas reciben algo a cambio. Así que deciden dejar de prestar sus servicios hasta que Andrew acepte mejorar las condiciones laborales.

Aun así, Andrew se mantiene firme, pensando que puede hacerlo todo él solo y sin ayuda. Eso hasta que surge una importante cena con un inversor, y el restaurante no tiene personal...

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