Cuando Juan Carlos Oblitas era un adolescente mollendino que amaba el fútbol, su sueño era vestirse de crema y jugar con Héctor Chumpitaz, Roberto Chale o Lucho Cruzado. Estuvo cerca de empezar en Cristal, pero una serie de situaciones insólitas lo llevaron hasta el Lolo donde hizo una prueba y pudo cumplir su deseo. “Fue cosa de Dios”, dice el Ciego, quien a sus 72 años cuenta en esta primera parte su historia de amor con Universitario de Deportes.