En el cenote sagrado, de 40 m de profundidad, se ve en su lado Sur un muro o pequeña plataforma, de donde según leyendas arrojaban a doncellas cuidadosamente vestidas y cantidad de joyas. Por el conocimiento de ello el estadounidense Edward Herbert Thompson logró lo nombraran cónsul de los Estados Unidos en Mérida y adquirió la hacienda Chichén Itzá en 1893 y en 1904 llevó al lugar una draga que la situó a orillas del cenote sagrado. Con ella, a pesar de la destrucción que causó, logró extraer cantidad estimada en miles de objetos como esqueletos humanos y de animales, así como joyas y piezas arqueológicas de jade y onix, que vendía en Estados Unidos, esto fue a lo largo de 30 años, por una denuncia de su saqueo la hacienda le fue expropiada. En 1970, por gestiones del gobierno mexicano, se recuperó lo que se estima la mitad de las piezas extraídas al cenote y en 2008 se logró la devolución de otro pequeño lote.

Posteriormente la Sociedad Mexicana de Geografía e Historia buscó, intentando rescatar del Cenote, mas objetos, con muy poco éxito.
En un nuevo intento, el Instituto Nacional de Antropología e Historia del gobierno de México obtuvo buena cantidad de piezas que actualmente exhibe en el Museo de Antropología e Historia de la Ciudad de México.