Baztán, el infierno de los Agotes!
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 Published On Jan 20, 2023

La Iglesia oficial maltrató para siempre a esta comunidad; bienvenidos al infierno de los Agotes! Baztan, el infierno de los Agotes. La comarca de Baztán es un municipio español en la Comunidad Foral de Navarra, situado en la merindad de Pamplona, formado por 15 lugares, estando la capital en la villa de Elizondo. Ocupa una superficie de 373,55 km2 y está habitado por 7,736 personas. Es un territorio de gran belleza natural creado por las aguas del río Bidasoa, que en esta zona recibe el nombre de Baztán.“Baztán” (todos juntos, en euskera) es un territorio que, a causa de las deficientes comunicaciones, estuvo aislado del resto del prePirineo navarro hasta hace cinco décadas. Gracias a ello, en sus pueblos, aldeas y caseríos se han mantenido intactas unas tradiciones que hoy nos siguen asombrando. No es una casualidad que estas montañas, aprovechando la abundancia de cuevas naturales, hayan servido de refugio, así como de centro de espiritualidad ligado a las fuerzas sobrenaturales.Elizondo, la capital comarcal, es una población que el viajero deberá recorrer a pie; para poder admirar su monumental iglesia de Santiago, de piedra rojiza, el palacio de Arizcunenea y el ayuntamiento; las viviendas del barrio próximo al río tienen sus caseríos cargados de geranios y hortensias.La siguiente etapa en esta ruta por el valle del Baztán es el pueblo de Arizkun, a sólo 5,4 km de distancia, al NE de Elizondo, por la N-121-B. Allí llamarán la atención del viajero los palacios de Ursúa y Vergara. Sabemos que en el convento de las Clarisas, cuya pesada fachada de la iglesia de Ntra. Sra. de los Ángeles, fue realizada por Churriguera, las monjas tenían prohibida la entrada al convento a los agotes; incluso la madre abadesa no permitió que ninguna novicia de origen agote vistiera los hábitos. Se daba el caso de que los agotes que entraban en la iglesia a rezar u oír misa tenían que utilizar una pila distinta al resto, y sólo podían tomar el agua bendita con un palillo que luego utilizaban para santiguarse; además, para seguir los servicios religiosos, debían colocarse debajo del coro, en un extremo de la iglesia, para pasar lo más desapercibidos posible. Enfrente se halla la iglesia de san Juan Bautista, cuya segunda puerta, destinada a la entrada y salida de los agotes, está cegada.

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