El contenido de este libro, de acuerdo con el estado de ánimo de mi alma en ese momento, debía presentarse en ideas que fueran elaboraciones posteriores de las ideas empleadas en las ciencias naturales, adecuadas para la presentación de lo espiritual. En el prefacio de la primera edición, reproducida en este libro, se notará cuán fuertemente me sentía responsable hacia las ciencias naturales en todo lo que escribí en ese momento sobre la ciencia del espíritu.

Lo que se revela a la percepción espiritual como el mundo del espíritu no puede, sin embargo, presentarse únicamente en tales pensamientos, pues esta revelación no cabe en un mero contenido de pensamientos. Quien ha experimentado la naturaleza de tal revelación sabe que los pensamientos de la conciencia ordinaria sólo son aptos para expresar lo que se percibe por los sentidos, no lo que se ve por el espiritu.
Pero quien describe las imaginaciones del mundo espiritual no puede limitarse a presentarlas, pues lo que presentaría sería un contenido de conciencia completamente diferente del contenido del conocimiento de nuestra época, sin relación alguna con él. Tiene que llenar la conciencia moderna con lo que puede ser reconocido por otra conciencia que percibe el mundo espiritual. Su presentación tendrá entonces como contenido este mundo espiritual, pero este contenido aparecerá en forma de pensamientos en los que fluirá. De esta manera será completamente comprensible para la conciencia ordinaria, que piensa en términos de la actualidad pero aún no contempla el mundo espiritual.