Los buenos perfumes no se resumen únicamente al olor, sino más bien a lo que nos hacen sentir. Cuáles son esas emociones que provocan y los recuerdos que se nos vienen a la mente. No exploraremos otros elementos, como el empaque o la publicidad de perfumes. Esas incógnitas preferimos dejarlas en manos de la ciencia.

“Las esencias tienen la capacidad de alterar nuestras emociones y estados de ánimo, más que cualquier experiencia sensorial”, afirma la doctora Rachel Herz, neurocientífica y autora del libro The Scent of Desire (publicado por la editorial HarperCollins en 2007). “Esto se debe a una conexión única que ocurre en el cerebro, en donde aromas, emociones, memorias y asociaciones son procesados”.

Ya sea un perfume para llevar en la primera cita o para ir al trabajo, una buena fragancia debería estar compuesta por notas diseñadas especialmente para crear emociones. Algunas, como el sándalo, son capaces de darnos sensación de calma; mientras que otras como la vainilla, otorgan calidez y sensualidad. Entender cuáles olores estimulan ciertas emociones es una buena forma de conocer la fragancia perfecta que debes llevar en cada ocasión. Un ligero rocío de bergamota o de jazmín, es ideal para comenzar el día o para prepararte antes de una junta.
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