El apóstol Pablo, en su carta a los Efesios, capítulo 6, versículos 10-18, nos da una imagen poderosa y práctica de lo que significa luchar en el ámbito espiritual. Él habla de la “armadura de Dios” como una serie de defensas espirituales que los creyentes deben usar para resistir los ataques del maligno. En este pasaje, Pablo utiliza la imagen de un soldado romano completamente equipado para la batalla. Cada pieza de la armadura tiene un propósito específico, y al comprender cómo cada parte funciona, podemos aplicarla a nuestra vida diaria para fortalecernos en nuestra fe y mantenernos firmes frente a las tentaciones, los engaños y las dificultades espirituales.