Más de 2000 semillas y 10 pueblos originarios participaron en los juegos ancestrales, los cuales son una apuesta política de la Educación Propia de nuestros pueblos milenarios que busca fortalecer el diálogo y las manifestaciones culturales. Ellos nos permiten enraizar y potenciar la identidad cultural, los dones, las habilidades y capacidades diversas, con amor, alegría, fuerza y convicción; además, se convierten en una alternativa para enfrentar las desarmonías que actualmente afectan a nuestros territorios.
A través del juego sostenemos la memoria, nuestro origen, la espiritualidad, ritualidad y, en consecuencia, la conexión recíproca con la Madre Tierra y todas las expresiones de vida que existen, acorde a nuestras cosmovisiones y sabidurías milenarias