En diversas regiones del país, además de la música secular (sones, huapangos, gustos, chilenas, etcétera), existen piezas dedicadas a lo divino: para venerar a alguna imagen religiosa, para agradecer las cosechas o para despedir a un difunto; a esta música se le conoce como minuete.

El minuete no es estrictamente un género musical; así, puede haber marchas, polcas, zapateados, jarabes, etcétera, pero cuando van dedicados a lo divino, adquieren el nombre de minuete.

En la sierra madre de Michoacán, particularmente en los municipios de La Huacana, Arteaga, Coalcomán y Tumbiscatío, el minuete tiene gran presencia. El momento donde se toca este género se conoce como función religiosa, y según palabras de María Trinidad Capí Guerra, "en Arteaga no llenamos las capillas con rezanderas, pero cuando hay función, todo mundo va. Danzar es nuestra forma de hacer plegaria".

Actualmente, los conjuntos minueteros (en el particular caso del municipio de Arteaga) adaptan piezas de la música popular para ser tocadas como minuetes. Sin embargo, hay quienes no ven con agrado tocar ese repertorio a un santo o a un difunto; es considerado una falta de respeto. Existen algunos músicos viejos, conocedores de gran cantidad de minuetes; de algunos, recuerdan cantos y formas específicas para ser bailados.

En las imágenes se observa un minuete zapateado, tocado y bailado durante la misa de honor a San Judas Tadeo, la noche del 26 de octubre de 2013. Los bailadores, al igual que en la mayoría de los minuetes, danzan en dos filas, pero estriban dos diferencias: no se colocan frente a la imagen, sino frente a la otra fila y, en lugar de realizar movimientos coreográficos en fila, sólo se realizan cruces.

Como indica el nombre del minuete, los bailadores golpean el suelo, como si lo patearan, al ritmo de la música, y durante los cambios, marchan para cruzar con su pareja. Es uno de los minuetes más solicitados y conocidos por los concurrentes a las funciones religiosas.